Se viene el campus de Flow Game Basketball en La Plata

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La Academia del entrenador uruguayo Matías Gallo llega a La Plata para un campus que se realizará en Platense entre el 27 y el 30 de julio. Charlamos con él sobre su propuesta y lo que apunta con este entrenamiento individual que cada vez gana más espacio.

|Por Martín Montero

¿Cómo presentarías tu Academia?

Arrancó siendo entrenamientos para ayudar al jugador a que intente utilizar las habilidades individuales en el juego, las habilidades que por ahí las vemos más en la idiosincrasia europea y americana. Bajar un poco esa información a tierra y tratar de utilizarla. Con el paso de los años la Academia se fue volviendo un poco más integral en cuanto al juego, el tema de la toma de decisiones, un montón de información que se fue sumando y hoy es una Academia que desarrolla jugadores en Uruguay y Latinoamérica. La dirección de lo que hago es ayudar al jugador para que ayude al equipo a ser mejor.

¿Cómo arrancó el proyecto?

Yo primero fui jugador, lo estoy dejando de a poco, todavía no me animo del todo. Mi identidad como jugador tenía que ver con la técnica individual, el sentirme representado por las habilidades y demás. También me crucé varios entrenadores, sobre todo uno que me marcó bastante y que ya utilizaba esta metodología de técnica individual, sobre todo para jugadores de formativas. Me fui convenciendo cada vez más y fui construyendo mi propio método de trabajo, pero siempre estuvo algo involucrado entre el juego y yo. La metodología día a día va cambiando y capaz que en dos años hay cosas que hoy veo y no las veo así, porque el juego cambia mucho, el básquet es uno de los que más evoluciona, porque cambian reglas, cambian jugadores, aparecen nuevas habilidades, es un deporte muy cambiante. He ido con estos cambios de reglamento, actualizando la metodología. Siempre desde el inicio, por algo natural o lo que sea, siempre me gustaron las fajas, las fintas, la entrepierna, el crossover, recibir la información de la NBA, cosas que no tienen que ver tanto con el entrenador, pero que son más del aprendizaje observacional por ahí. Siempre el motor ha sido la pasión. Mi padre fue entrenador de básquet, me metió al básquet.

¿Consumís mucho básquet, cómo buscás información y cómo la seleccionás?

Entendiendo lo que es implementable y lo que no. La mayor universidad en esto de ser entrenador ha sido mirar NBA, porque ellos son los que reinventan el básquet todo el tiempo. Somos lo que son ellos con diez años de retraso, o 15 o 20 según el medio en el que estemos. Ellos marcan un ritmo que nosotros lo vamos elevando de a poco, y el día de mañana empiezan a tirar de ocho o nueve metros y nosotros lo vemos, tiramos de a poco. La NBA parece un deporte diferente, que lo juegan solamente ellos, pero creo que si somos inteligentes en la captación de lo que se hace, podemos filtrar qué cosas si o que no. No le voy a enseñar a un jugador que salte como Ja Morant, primero porque lo podríamos hacer para hacer un juego, y porque no tendría aplicación en el juego latinoamericano. Pero después hay un montón de cosas que si se pueden aprender. Yo creo que ahí está el cómo, el mito se crea ahí, porque no es algo que se tome en Latinoamérica el cómo enseñar un crossover, se habla de táctica, cosas que desde mi perspectiva no son tan importantes, porque me parece que hay muchas cosas antes que la táctica. Me parece que la táctica funciona cuando la técnica no alcanza y no funciona. Hoy en día los jugadores de la NBA son tan buenos que la táctica es mínima para generar una ventaja y después pasarse el balón hasta encontrar otra ventaja. Si hay estrategia, para encontrar las debilidades de otro equipo, pero creo que nosotros le damos demasiada importancia a algo que no lo tiene, no es la esencia del juego. La esencia es cómo juega el jugador, cómo podemos conectar y generar una sintonía entre los cinco que están en cancha, pero no solo a través de la táctica. A veces eso me genera como un rechazo, que todo el tiempo las discusiones entre los entrenadores, que somos los encargados de direccionar el barco, porque tenemos un poder y responsabilidad enorme, lamentablemente te ponés a conversar y lo primero que te ponés a pensar es cómo atacar esta zona y cómo la ataca el otro. Todo inicia de que el entrenador ha tomado demasiado poder del juego y los jugadores, lo digo yo que soy entrenador, entiendo que no se si viene del querer participar, el ego, pero me parece que el mejor entrenador es el que puede generar algo en los entrenamientos, generar una identidad y en el partido sentarse y que jueguen. Si los hábitos de juego se aplican, genial, y si no se aplican, es porque falta trabajo. Pero no encadenar al jugador y querer controlar todo. Tiene demasiada importancia, sobre todo en nuestro básquet.

¿Cómo es tu día a día de laburo?

Dirigí equipo hasta el año pasado, que decidí dedicarme full time a la Academia porque se vienen varios viajes. Ahora se vienen viajes a Argentina, Estados Unidos, Costa Rica, varios que se vienen lindos. Por eso tuve que desplazar un poco el tema de los equipos. El día a día depende con quién esté, una cosa es trabajo individual profesional, y son totalmente distintos al trabajo de un equipo. Yo dirigía primera división y formativas femenino en Uruguay, en el cual entré con el foco en formación, y si alguien quería resultados antes que eso, yo no era el indicado. Eso se respetó desde el día uno hasta el final, que decidí irme. Cuando uno puede desde el principio marcar sus principios, las cosas funcionan, porque si uno no lo marca y lo hace sobre la marcha, la competencia te arrastra, es difícil ganarle porque se genera un entorno competitivo en el que los jugadores no creen en vos si no sos claro. Siempre intento que el jugador se lleve en todos los entrenamientos algo nuevo, o un poco mejor que ayer. Depende mucho la planificación, las circunstancias competitivas, la cantidad de jugadores entrenando, es muy distinto el trabajo en un equipo al de una academia. Al no haber competencia es todo relajado, es todo distendido, es todo para sumar. El jugador está pagando para ir a entrenar, tiene una apertura a la información y una entrega brutal.

¿Qué aceptación ha tenido tu proyecto y cómo ves esto de las academias y la aceptación que está teniendo en Latinoamérica?

Hoy en día diez puntos. Sobre todo viéndolo de la perspectiva que cuando arranqué éramos muy cuestionados, porque fue hace años y en un momento donde no había nada. Era como algo raro, y de terco seguimos trabajando y los mensajes empezaron a cambiar de a poco. Al día de hoy es otra perspectiva, los mensajes son todos de cariño, de pedidos, la gente ya se familiarizó con las academias, pero no solamente por nosotros que fuimos por ahí los pioneros, sino porque el modelo se fue repitiendo en muchos lugares, sobre todo en Uruguay. Hubo un ruido bastante grande porque acá había como diez academias y cuando consultamos en Argentina había cuatro solamente, y nos impactó porque Argentina en básquet está muchos escalones por encima en muchas cosas, en estructura, talento y demás. El único punto a favor que faltaría es el de los jugadores, que por ahí no se sueltan del todo a creer que pueden mejorar a través de esto.

¿Cuál era tu objetivo inicial y cuál es tu objetivo ahora?

Seguir aprendiendo. Si bien tengo mucha información, todavía no encuentro el método que diga que es por ahí. Si determinados puntos que agarró cada vez más, el tema de la especificidad, que es jugadores de primera división darles herramientas para llevar al juego, la adaptabilidad para jugadores de formativas que dominen todos e intenten adaptarse a todas las circunstancias, que es lo que marca la actualidad. Pero todavía no identifico bien cuál es el método completo de trabajo, entonces me gustaría en algún momento poder darle más forma y sintetizar la información, que creo que es lo más difícil. En cuanto a la Academia, mi objetivo sigue siendo el mismo, que es viajar, conocer distintas culturas, trabajar en distintos países, que eso con los años se solidifique y conocer chicos de todos lados, dirigentes, clubes, entrenadores, y poder impactar. Cuando arrancamos el objetivo era que nos crean, y eso ya lo cumplimos. En el medio es ayudar un montón de jugadores que intentan mejorar y cumplir los objetivos. Sea quien sea yo me comprometo y me presiono demasiado para que sea mi mejor jugador, estoy todo el tiempo pensando en qué lo puedo ayudar para que sea mejor.

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