Nicolás Gianella y 30 años vinculado a la naranja 

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El basquetbolista distinguido de la ciudad hizo un repaso sobre lo que fue su extenso camino, en una aventura que lo consolidó como jugador de élite.

Foto: Yanina González

A lo largo de los años, Nicolás Gianella mostró determinación para dar pasos firmes en su carrera. De sus primeros pasos en Gimnasia a conquistar Granada, en un recorrido con obstáculos que está próximo a recibir el cierre merecido con el partido homenaje.

¿Cuándo fue la primera vez que tocaste una pelota, que te decidiste por el básquet?

 A mí me cuentan que gateando ya picaba la pelota. La pelota estaba en casa porque mi viejo jugaba y había una vecina que quería llevar un fotógrafo para que saliera la foto porque gateaba. Incomprobable, pero bueno, esos son los comienzos.

Después le debo todo a mi viejo con la influencia del básquet en mi casa y a mi vieja,

sobre todo, porque fue la que me acompañó a los 6 años y fue la primera que estuvo ahí al lado mío y me acompañó a cada entrenamiento.

 Me acuerdo que íbamos en bicicleta la primera época porque todavía no estaba disponible el auto, se lo llevaba mi viejo a trabajar y ella en bicicleta me llevaba. Uno con los años empieza a valorar todo el papel fundamental que tienen los padres,  y en este caso fue mi vieja que me acompañó en los primeros años. 

Eso es lo que lo marca a uno un poco, ¿no? ¿El esfuerzo de la familia en los comienzos?

Tal cual. Son cosas que uno empieza a ver, sobre todo, cuando uno es padre que le toca pasar al otro lado y acompañar. A mi me toca ahora con mis tres hijos, que juegan al básquet, y bueno, ahí se empieza a ver el esfuerzo, todo el acompañamiento que es fundamental para que uno pueda dedicarse a un deporte.

¿En qué momento te diste cuenta que el básquet dejó de ser lúdico y que podía ser un estilo de vida,  que podías, de alguna manera, vivir del básquet?

Creo que el punto de inflexión fue cuando yo quería jugar un torneo de chico. 

Yo jugaba al fútbol, en un club de acá de La Plata y al básquet en Gimnasia y bueno, a los 15 años cuando me tuve que decidir por que firmé el contrato con Gimnasia y ahí me incliné por el básquet f y sabía que me dedicaría a eso.

Y si te digo la verdad, cada vez que me preguntan “¿qué hubieses hecho o que hubiese sido, si no hubiese jugado al básquet?”,  nunca tuve respuesta,  porque nunca me vi desde otro lugar que no fuese jugador de básquet.

Pasaste por un montón de instituciones, algunas emblemáticas del básquet y otras en las que hiciste historia, como en Estudiantes de la Olavarría, donde marcaste en una época con el Oveja Hernández. ¿Cuál fue la etapa que más disfrutaste?

 Mira, la verdad debo decir que pasó todo tan rápido, que uno hace el recuento y recién ahora empieza a rememorar momentos y fechas importantes de lo que fueron los clubes, de lo que fui pasando, pero creo que donde más disfruté fue cuando estuve en la Olavarría justamente. 

Por la inconsciencia un poquito, porque en ese momento todavía uno no es consciente de todo lo que significa, toda la responsabilidad que trae el deporte profesional y creo que en ese momento fue el que más disfruté porque me costó mucho salir de la ciudad de La Plata e irme a Olavarría. Parecía que me iba a otro país en ese momento, no estaba el tema de la comunicación por las redes sociales y todo eso, así que era irme a un lugar muy solo y la verdad que por esa inconsciencia me rodeé de un grupo de amigos que me hicieron pasarla muy bien tanto dentro como fuera de la cancha. Conocí a mi mujer en esa época, también conocí al que hoy es mi mejor amigo, Federico Marin, amigo que me dió el básquet. 

Y si hablamos de éxitos, ¿La Liga Nacional fue tu mayor logro?

Sin dudas, porque por todo lo que significa salir campeón en tu país, es lo más grande que te puede pasar, por el marco y todo lo que se dió en la Olavarría, que fue

la primera vez que en la ciudad salió campeón y lo que significó para el club. 

Y también porque, en ese momento, en la tribuna estaba mi viejo y fue importantísimo que lo vea, que me vea conseguir un título en una noche que fue tan linda. Fue el que siempre también me acompañó y estuvo al lado mío en el deporte,  y fue una especie de consagración en ese aspecto ese campeonato delante de él.

Y si hablamos de momentos, ¿Cuál fue el momento bisagra en tu carrera?

El momento más difícil fue cuando me tocó volver de Italia porque había fallecido mi padre. En ese momento me tocó volver a Argentina para estar cerca de la familia.

Yo tenía otro año de contrato con el Calabria y volví a Gimnasia para estar cerca de mi familia,  fue duro pero no había dudas.

Estuviste en Italia, en España, jugaste 6 años y más de 200 partidos en Granada, quedando como una de las grandes figuras del club.  ¿Cómo fue ese paso en Europa y principalmente en España?

Bueno, en Granada fueron los años deportivamente mejores de mi carrera. Fue el lugar donde más cómodo me sentí y en la edad que yo terminé de madurar y di el mejor rendimiento. La verdad que fueron unos años increíbles donde me sentí muy bien con toda la familia. He tenido la suerte de ser capitán del equipo, la ciudad también me trató muy bien, me sentí muy identificado, al punto que nos planteamos la posibilidad de quedarnos a vivir por lo bien que lo estábamos pasando.

De España te fuiste a Italia, después del descenso de Granada. ¿Tenías decidido seguir jugando en la Leb (segunda categoría española)?

Sí, la verdad es que yo estaba muy identificado con la ciudad, la gente también estaba muy contenta con que yo esté ahí, pero bueno, el club estaba en un momento muy complicado.

El descenso fue consecuencia de que se fueron muchos patrocinadores y el principal era el Ayuntamiento de Granada que era la base del patrocinio del equipo. A partir de ahí se dejaron de fichar jugadores, algunos dejaron el equipo y la consecuencia fue el descenso. La idea mía era intentar estar pero bueno, uno también tiene que pensar en su carrera deportiva y económica y lamentablemente no se pudo dar.

En la selecciones te tocó buenos momentos como también afrontar ser el último corte en la previa a los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, ¿Cómo enfrentaste ese momento?

Fue un momento  muy duro, también es cierto que uno tiene que hacer autocrítica  y yo sé que no me encontraba de la mejor manera en relación al deporte. 

Todos pasamos momentos de amor-odio con la pelota y yo creo que los estaba atravesando en esa época, de hecho al otro año del que quedé afuera, estuve seis meses sin jugar al básquet, estaba un poco estresado por la forma en que siempre me tomé el básquet, me tomé seis meses en los que quise parar. Quizás la autocrítica que hago es esa, si bien traté de competir e hice todo lo posible por estar, mi cabeza no estaba en su mejor momento. 

De ese momento me quedo con la frase que me dijo Sergio Hernández el día que me deja desafectado del equipo que fue: “en algunos lugares tenés que patear la puerta y entrar y no pedir permiso”,  en el momento de bronca quizá no lo entendí por todo lo que significaba ser el último corte para un torneo tan importante, pero después me di cuenta de que por ahí fui muy respetuoso o no quise demostrar del todo mi juego en ese momento, sino que intenté adaptarme de a poco. Con el tiempo lo entendí.

Justamente tuviste la posibilidad de compartir Selección y club con Sergio Hernández, ¿Qué podes decir del “oveja”?

Es un entrenador increíble, con una lucidez fuera de lo común, creo que se destaca sobre todo en los momentos de competir, a la hora de tomar una decisiones. En un segundo, te hace cambiar un partido. Después también que saca lo mejor de vos como jugador. Es muy hábil para eso,  te exprime tus condiciones y tus posibilidades al máximo, así que sin duda lo tengo como uno de los mejores entrenadores que pude encontrar.

En esta última Liga Argentina  jugaste 29 partidos, promediaste arriba de 16 puntos, más de 30 minutos por juego. En algún momento dijiste:  “che, capaz una temporadita más, ¿puedo estirar?”

Durante este año me animé a declarar (el retiro) porque sabía que cada vez que terminaba la temporada llegaban las dudas. No te voy a mentir, por momentos te asusta porque la realidad es que uno se dedicó toda la vida a esto y piensa que no va a servir para nada más fuera del básquet. 

Después uno se da cuenta que hay mucha más persona por delante del jugador y tomé fuerzas este año. Tengo la suerte de tener una familia increíble que me acompaña y muchas amistades, sé que voy a estar bien.

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