El Mago dio su última función y se despidió

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Nico Gianella deleitó al básquet por última vez con la camiseta de sus amores a los 45 años y dejó atrás una carrera inolvidable. Con él repasamos su carrera y sus sensaciones ante esta nueva etapa.

|Foto: Liga Argentina

Si alguien mira el partido entre Atlético Pilar y Gimnasia y se encuentra con un jugador que hizo 19 puntos, 2 rebotes, 7 asistencias y 3 robos en casi 37 minutos, no se va a imaginar que fue su último partido. Pero si, Nico Gianella dio su última función con la azul y blanca de sus amores, aquella donde comenzó todo y que lo catapultó a una carrera donde fue campeón de Liga y se destacó en Europa, además de un paso por la selección.

-¿Fue la última temporada? Hay muchos que no te creen.

.Ni yo lo creo que es la última, por eso me obligué un poco a decirlo, que era algo a lo que tenía miedo también, porque uno toma la decisión y después es un poco contradictorio, porque son momentos de todo, de temporada, anímicos, pero este tomé fuerzas para decirlo y a terminar de tomar la decisión. Así que estoy tratando de asimilarla, como decías muchos no me creían, venía amagando el retiro hace muchas temporadas, pero llega el momento y después me costaba tomar la decisión, pero eso hizo que lo vaya digiriendo de a poco y termine de tomar fuerzas para poder tomar la decisión porque es algo muy difícil y me cuesta mucho hacerlo.

-Ese convencimiento de decir que era la última, ¿hizo que cambiara algo esta temporada?

.Fue siempre igual, cuando entro a una cancha siempre me lo tomé de la misma manera y eso hace que sea una de las razones de que llegue el momento de dejarlo porque realmente es algo que me da muchas cosas. Siempre digo que al básquet voy a estar siempre agradecido porque me dio muchísimas cosas de las que siempre le voy a ser muy agradecido. Pero también por tomármelo de la forma que me lo tomo me quitó muchas otras. Quizás estos últimos años hubiese pretendido disfrutar algunas otras cosas, porque uno cuando ya se va haciendo grande va tratando de darle lugar a otras cosas en la vida que son hasta más importantes que el básquet, como la familia, disfrutar un poco más de los amigos. Pero tomármelo de la manera que lo tomo hizo que no deje lugar para muchas otras cosas que no sean el básquet.

-¿Los rivales y compañeros, hubo cambios?

.Los rivales tengo que decir que encontré muchísimo respeto, mucho reconocimiento en la categoría que hicieron que también lo disfrute mucho. En vez de golpearme más me lo ponían más difícil, me decían ‘dale Nico quédate un añito más’, árbitros, así que muy agradecido porque el reconocimiento que encontré, sobre todo estos últimos años de carrera fue muy lindo.

-¿Sentiste el reconocimiento del club este año?

.Es muy especial que el cierre haya sido con la camiseta de Gimnasia, del cual soy hincha, entonces estos últimos años empecé a disfrutar algunas cosas que, por ahí, por ir en automático en mi carrera, y por la forma de tomarme las cosas, no les daba tanta importancia. Pero este año si, poder disfrutar de que mis hijos estén en la cancha, tener amigos que se acercan a ver los partidos, hizo que empiece a disfrutar todas estas cosas.

-Hace un tiempo en redes sociales se veía gente de Granada sorprendida de verte jugando aún y se notaba el hecho de que sos ídolo allá.

.Sigo recibiendo mensajes de gente de Granada. Tengo que decir que fueron los mejores años de mi carrera por nivel basquetbolístico, por edad. Siempre dije que me trataron como en mi casa. Por momentos con mi familia dudamos de quedarnos a vivir allá por lo bien que nos trataron, lo bien que nos sentíamos. Si tengo que marcar tres lugares de mi carrera sin dudas uno es Gimnasia por ser el lugar donde soy hincha y comencé, Granada porque pasé los mejores años de mi carrera, y Estudiantes de Olavarría también porque viví cosas muy importantes. Pero Granada donde más cómodo me sentí deportivamente y lo bien que nos trataron a mí y a mi familia, fue imborrable.

-¿Esperabas estar tanto tiempo ahí y convertirte en ídolo?

.Fueron momentos muy intensos los que viví ahí porque se lo que era el momento del básquet español, la Liga ACB y lo que significaba para todos y disfruté mucho estar ahí. De hecho nunca imaginé sentirme tan identificado con la ciudad, que la gente me trate tan bien, he recibido carteles, he recibido muchas cosas, de hecho cuando terminamos la temporada me escribieron un libro con una dedicatoria cada fanático para llevarme. Es una cuenta pendiente volver porque nos están esperando, se que tenemos las puertas abiertas. Y recién ahora uno vuelve para atrás con la mente a analizar momentos de su carrera porque mienrtas uno está en actividad y compitiendo, quizás es difícil valorar algunas cosas que ahora terminando se empiezan a valorar, y Granada es una de ellas.

-Y mirando para atrás como decís, ¿cuáles son esos momentos de cambio y crecimiento en tu carrera?

.Sin dudas que en lo profesional uno piensa que está haciendo las cosas bien hasta que se encuentra en un lugar donde realmente están avanzados en muchos aspectos de la vida profesional, y Granada fue un punto de inflexión, donde empecé a entender lo que es ser profesional. Tuve la suerte de coincidir con David Urbano, que hoy en día es el kinesiólogo de Barcelona, y él me marcó mucho, hábitos que me sirvieron para todo lo que es ser profesional y todo lo que significa una liga tan competitiva como la de España, que te lleva a manejarte de una manera que te sirve para el resto de tu carrera.

-¿Y en Gimnasia, en qué momento te diste cuenta que podías ser profesional y vivir de esto?

.Siempre tuve claro que quería jugar al básquet. No me gustaba estudiar, no tenía problemas, me iba bien, pero de hecho cuando firmo el primer contrato con Gimnasia con 15 años en Liga B, fue una marca de que me quería dedicar a eso porque ni siquiera iba al colegio porque ni siquiera iba. Entraba a las 8 y tenía un permiso para llegar a las 10 de la mañana a entrenar, así que ese momento tuve claro que lo que quería era jugar al básquet. No me interesaba mucho hacer otras cosas, así que fue muy temprano cuando decidí dedicarme de lleno.

-El paso a Estudiantes fue uno de los que te marcaron, ¿qué recordás más además del título?

.Primero fue despegar un poco de la familia, dejar mi casa. Para mí en ese momento irme a Olavarría era como irme a diez mil kilómetros. Me costó muchísimo despegar de mi casa porque somos una familia muy unida, de hecho, mi viejo se aparecía fin de semana de por medio en Olavarría. Me costó mucho y fue un poco madurar y dejar el ala de lo que es la familia. Después me encontré con experiencias para toda la vida como fue compartir habitación con Hernán Montenegro, que fue muy importante. Absorbí mucho de lo que me contaba más allá de lo deportivo, aprendí muchas cosas de la vida que fue imborrable. Después llegar a conseguir el campeonato y estar bajo el mando de Sergio Hernández, un entrenador que te das cuenta que está un paso adelante en situaciones puntuales, que ve todo y que te exprime realmente al máximo de tus condiciones, esas cosas te hacen abrir la cabeza y ver todo de otra manera.

-Nombrabas a Sergio y te llevó a la selección. ¿cómo evaluás eso?

.Es un poco la espina de mi carrera. Si vas al punto de qué te duele o qué te faltó. Soy consciente del nivel de jugadores de mi camada y que los que estaban eran intocables, no había forma de meterse. Pero en el momento que Pepe Sánchez decide dar un paso al costado y se abrió una puertita, ahí es cuando me dolió un poco porque fui el último corte antes de ir a Beijing, el jugador 13. No te voy a negar que fue lo que más me dolió en mi carrera, pero soy consciente del nivel de jugadores y pude disfrutarlo de otro lado. Pero siempre me tocó ir a torneos por ahí de menos importancia y la espina que me queda es haber jugado algún torneo de nivel con la selección.

-En tu regreso a la Liga, ¿con qué te encontraste?

.El regreso fue un poco pensando ya en el retiro. Ya tenía 34 años y le dije a mi señora de volver para ir terminando la carrera. Nunca imaginé que se iba a estirar tanto como se estiró, menos la última vuelta a Gimnasia que era un año y se fue estirando hasta hoy. Cuando volví encontré un contraste muy grande de Europa.

-En el medio fuiste a Brasil, a un Palmeiras muy pasional.

.Fue increíble, compartí equipo con Maxi Stanic y eso hizo que nos llevemos muy bien con las familias, mi mujer estuvo muy acompañada por la mujer de Maxi. Él ya había estado el año anterior, así que ya conocía todos los manejos del club, así que eso hizo que la pase muy bien. Y la liga brasilera me pareció muy interesante, una liga que estaba en crecimiento, con jugadores de mucho nivel y atlético tremendo. Pero jugar con Maxi facilitó mucho porque los brasileros son muy atléticos, pero por ahí se despistaban rápido y Maxi era un jugador muy despierto me hacía jugar muy sencillo y me facilitó mucho. Fue una temporada muy buena con él.

-Tuviste un último año en la Liga con Peñarol, ¿qué sentiste ese año en el que pensabas en dejar ya?

.Fue el falso retiro. Siempre lo dije para mi, nunca lo hablé con la prensa porque inconscientemente sabía que me retiraba pero para volver a mi casa, pero en mi cabeza estaba una puertita abierta de saber que quería terminar en Gimnasia. Quería dejar la puerta abierta para saber cómo me sentía, cómo me encontraba físicamente. Peñarol es un club que cualquiera que se pone la camiseta sabe que lo siente de otra manera. Como ellos dicen, es un club de locos y están todos locos, pero tienen una pasión y una locura por el club que en cualquier partido y en cualquier cancha te encontrás algún loco por ahí. Tengo que decir que me trataron muy bien y fue una temporada en donde en la calle me hacían sentir el cariño que me habían tomado.

-También en Boca jugaste, ¿cómo fue jugar ahí?

.Son clubes que la gente a cada rato te hace acordar que es Boca, que no se pone la camiseta cualquiera y el que la tiene, la tiene que sentir. Hay algunas presiones extra que te hacen sentir que tenés que estar con el compromiso que implica ponerse esa camiseta y eso es algo lindo para uno que es profesional y se toma las cosas de la forma que se las toma. No lo sentís como un reclamo, sino que es ese compromiso que tienen ellos, que vos lo asumas, pero la verdad que fue poco pero contento de haberme puesto una camiseta como la de Boca por lo que significa para este país.

-¿Decidir volver a Gimnasia fue difícil?

.Lo fue porque yo hasta último momento en la temporada anterior había tenido problemas con Peñarol en un tobillo que tenía castigado. Y nunca quise volver a Gimnasia para ser referente o la figurita, que digan que ‘Gianella viene a retirarse a Gimnasia’. No, quise ver cómo estaba físicamente y saber que le podía aportar al equipo. Si yo podía rendir y darle cosas, iba a jugar, sino iba a decir gracias y que lo intenté. No quería estar como un cuadrito en el banco. Al día de hoy lo tomé así, todos los años dije que si podía ser importante y ayudar al equipo iba a estar. Como referente y figurita no me interesaba. Por eso tardé un poco en dar la respuesta y recién cuando me vi bien di el sí porque para mí era algo muy importante volver bien, no quería volver de cualquier momento.

-¿Te hizo fácil seguir el hecho de sentirte importante y cuidado?

.Es cierto que los jugadores de otra época seguimos y no escuchamos los dolores. A mí me gusta estar en los partidos, pero se dio un poco de todo. En la parte mental estuve muy contenido en el club, estar en mi casa, con mi gente, con muchos amigos, recibir tanto cariño, no solo de Gimnasia sino también en la categoría, eso me motivaba a seguir tratando de hacer las cosas bien. Cuando volví pensé en volver a devolver todo lo que me había dado el club por la formación y lo que había vivido en mi infancia, y terminé llevándome mucho más de lo que pensé.

-¿Te parece que de tu camada es algo común el hecho de retirarse grandes de edad?

.Eso lo vas a ver con jugadores que tuvieron cuidados por gran parte de su carrera. Los que fuimos a Europa y entendimos lo que son los cuidados, darles importancia a los descansos, todo el entrenamiento invisible, los que cuanto antes lo hicieron pudieron estirar la carrera. Pero se está viendo en muchos deportes, no solo en el básquet. Ver jugadores hoy de más 40 jugando y compitiendo a buen nivel no es nada raro.

-Tema hijos, ¿están jugando? ¿cómo sos como padre?

.Si, están en Círculo Marchigiano, cerca de mi casa. Ya conseguí también que el del medio empiece a entrenar así que ya tengo dos en la cancha (risas). El tercero me salió zurdo y le gusta el fútbol. En unos años esperemos que sigan jugando y me gustaría llevarlos a Gimnasia. Es muy difícil estar de la tribuna, pero no digo nada, trato de callarme y no corregir nada, me muero de ganas igual. Trato de no meterme y le digo a mi señora para que se los diga. Soy de los que está con el mate sentado lejos y los miro y disfruto.

-¿Fuera de la cancha te preguntan por tu carrera?

.Esa fue una de las cosas que más disfruté este año. Empezaron a participar de los partidos, se involucran, lo viven, lo disfrutan, preguntan, y eso fue una de las cosas que pude disfrutar también por su edad que ya empiezan a entender. Comentan muchos los partidos, se quejan de los árbitros y esa es una parte muy divertida.

-¿Cómo va a ser el post retiro en tu relación con el básquet?

.En la televisión estamos los tres y no paramos de ver partidos hasta que aparece mi señora, así que ya me segundean. Soy consciente que me gustó siempre jugar al básquet, se que voy a tener que hacer otra cosa, tengo una escuelita de básquet en mi barrio donde empecé a entrenar a chiquitos, pero no quiero ocupar tiempo con cosas que no se si me van a gustar. Quiero darme lugar a probar algunas cosas, pero no con cosas que no se realmente si no se si quiero hacer.

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