La Selección mejoró en defensa pero igual cayó por 10 contra España y el domingo deberá vencer al equipo nipón y hacer cuentas para ser uno de los tres mejores terceros y clasificar a cuartos. Lapro, el mejor con 28 puntos.
|Por Prensa CAB | Foto: FIBA
Argentina tenía dos objetivos para su segunda cita olímpica: recuperar la memoria en el juego y ganar el partido, para recuperarse de la dura caída, en el resultado y en el juego, ante Eslovenia. Y la Selección hizo una parte del trabajo. Volvió a ser, por momentos, el equipo agresivo, dinámico y molesto que impactó al mundo hace dos años en el Mundial -forzó 20 pérdidas y permitió sólo tres rebotes ofensivos-. Claro, le faltó una parte, en especial a partir del primer cuarto. En ataque tuvo algunos ratos de fluidez, en el primer tiempo, pero le costó en el segundo ante el oficio, la experiencia y la calidez de España, que expuso algunas de sus limitaciones ofensivas, como la dependencia del perímetro y el tiro externo. Así fue que se compitió con el campeón mundial, aunque se volvió a perder en Tokio (81-71) y ante este rival, que ratificó su superioridad en el historial (récord 9-2 en partidos oficiales y 26-3 en total). Ahora, en la madrugada del domingo (a la 1.40), Argentina cerrará su participación en la zona, con la urgencia de ganarle al Japón de Julio Lamas para tener chances de ser uno de los dos mejores terceros y avanzar a cuartos de final en Tokio. Para eso, además, necesitará de la ayuda de USA ante República Checa -una victoria por 14 puntos o más de los NBA-.
Lo que vimos en el comienzo del partido nos permitió ilusionarnos porque el equipo recuperó su esencia… De entrada se notaron otras sensaciones para recuperar el juego del Mundial 2019: otra agresividad y buena defensa de presión, subiendo las líneas, para poner incómodo a España –siete pérdidas en el primer cuarto-, con un Campazzo que parecía estar en todos lados. El equipo, además, fue un bloque y cumplió con otra clave: dominar los rebotes. No permitió ni uno ofensivo en el cuarto inicial y apenas uno en la primera mitad.
En ataque, el equipo volvió a ser el equipo dinámico, pasador y agresivo de China. Hernández eligió repetir un quinteto con dos bases, esta vez con Laprovittola de entrada y Nico respondió, haciéndose cargo de la ofensiva. Anotó los primeros siete puntos del equipo y sumó 15 en el primer tiempo. Campazzo, siendo Facu, lo secundó bien. Pasó a ganar 15-6 y, pese a un gran Ricky Rubio (el único que produjo en el rival: 11 puntos, con tres triples), se fue con ventaja de 25-20.
El segundo cuarto resultó otro porque España reaccionó con su experiencia, oficio y calidad. Argentina, tras arrancar arriba 27-20, bajó el ritmo, dejó de pasarse la pelota y abusó del dribbling y el juego individual. En parte por la mejora defensiva del rival, que ajustó, subió su bloque y forzó esas situaciones de previsibilidad. Presionado el perímetro, el equipo nacional se quedó sin variantes. Garino se fue al vestuario con una molestia muscular y Scola, anotador, no entró nunca en juego en la mitad. Argentina sólo anotó nueve puntos en el cuarto y se mantuvo por su defensa y los 10 rebotes ofensivos que tomó. Así se fue al descanso abajo por 40-34.
Argentina se sostuvo en el inicio del tercer cuarto con su defensa, forzando pérdidas españolas pero sin poder volver a fluir en ataque. Se tornó más predecible y dependiente (del perímetro, sobre todo de los armadores) el ataque. Así fue unidimensional la ofensiva. No tuvo variantes argentinas y volvió a sentir la inactividad –y falta de ritmo- que arrastran algunos jugadores, como Deck, Vildoza y Garino –no volvió al partido por una molestia muscular en los isquiotibiales y se le realizará una resonancia magnética para saber el grado de la lesión-. Laprovittola, el mejor, reapareció en el cierre del tercero, para que el equipo quedara a ocho puntos (61-53).
España, manejado por un Rubio devastador (26 puntos) y con infinitas variantes, volvió a escaparse con su oficio (69-56) y Argentina empezó a pensar en la diferencia. “No nos vayamos de partidos, tenemos que empezar a pensar en ser uno de los mejores terceros”, les dijo el head coach en un minuto, a falta cinco minutos. Y así lo entendieron hasta terminar abajo por 10. Fue lo que se pudo. Mirando el vaso medio lleno, en el juego hubo un paso adelante en algunos aspectos. Aunque todavía falta. Japón, en tres días, definirá muchas cosas para el subcampeón mundial. La ilusión se mantiene pese a las dos derrotas.
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